El 2023 terminó y terminó siendo un buen año en términos económicos para México, sobre todo si se le compara con los últimos 3 años. ¿Por qué nos fue bien?
Uno. El Producto Interno Bruto (PIB), creció entre 3.2%y 3.4%, buen crecimiento para países en vías de desarrollo. Dos. El tipo de cambio del peso mexicano respecto al dólar se ha mantenido entre 17.12 y 17.30, gracias a la depreciación del dólar, la inflación y la política monetaria en Estados Unidos de América, y aunque son factores externos, todo ello favoreció a México.
Estos dos datos dejan a nuestro país en un buen punto de partida para el año que comienza. México puede aspirar a nuevas oportunidades comerciales, de inversión, de crecimiento económico, más empleos formales y una calidad de vida mejor para todos. Pero para que todo esto se concrete en un año favorable para todos, el Gobierno Federal, debe implementar ciertas acciones para aprovechar las oportunidades en este próximo 2024.
Para mantener este crecimiento, se tiene que incentivar la inversión. Se necesita como mínimo destinar alrededor del 25% del PIB para mantener tasas de crecimiento por encima del 3%. Para ello una oportunidad que tiene nuestro país, es el el nearshoring. El nearshoring consiste en relocalizar las empresas y fábricas de su país de origen a un país como México donde los costos de operación sean más bajos, por ejemplo, la mano de obra, electricidad, internet, gastos fijos, materia prima, y hasta los impuestos.
México es un país de oportunidades económicas, comerciales y de inversión tanto local como extranjera, merece un sistema fiscal que le permita crecer y fortalecerse para poder aprovecharlas.
México tiene como uno de sus retos principales incentivar la inversión extranjera, que se le vea en el mundo como el país lleno de oportunidades que es, pero con la seguridad y estabilidad que se requiere. En ese sentido, la prioridad de la próxima administración debe ser la formulación de Reforma Fiscal integral, que tome en cuenta estos factores.
Mientras eso sucede, para el año 2024, no existirá ninguna reforma fiscal relevante y continuarán por el mismo camino y con la misma planeación tributaria. Hasta ahora, la recaudación ha consistido de invitaciones por parte del Servicio de Administración Tributaria a regular su situación fiscal y estar al corriente con sus obligaciones fiscales, determinar mediante comprobantes fiscales digitales (CFDI) un crédito fiscal presuntivo, y cuestionando diferencias respecto a lo emitido y pagado.
La autoridad fiscal ha creado obligaciones adicionales para los contribuyentes, tales como la emisión de sus CFDIs (facturas), emitir sus complementos de pago, recepción de los CFDIs con sus proveedores, revisar que sus proveedores estén al corriente con sus obligaciones fiscales. Analizar si su proveedor está en algún supuesto de prestación de servicios especializados y deba estar registrado en el Registro de Prestaciones de Servicios Especializados (REPSE), y que cumpla con los requisitos que se han enunciado para ello. Si se comercializa algún producto, que las cartas porte (es un documento fiscal digital que se emite para amparar el traslado de mercancías en territorio nacional) reúnan los requisitos que han venido reformándose en los últimos meses. Si la actividad es vulnerable, cumplir con los requisitos de La Ley de Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita, entre otros tantos requisitos que debe de cuidar el contribuyente.
Todas estas obligaciones hacen que muchas operaciones en el mundo comercial y de negocios se entorpezcan y no fluyan al ritmo en que la economía global se mueve. Es por lo anterior, que se debe de realizar una reforma fiscal integral dónde se cuide la economía nacional, se proteja el sistema financiero, pero también se cuide y se piense en los empresarios, en los negocios, y se simplifiquen los trámites para incentivar las inversiones en México tanto locales como de inversión extranjera.
ROBERTO PAYÁN SÁNCHEZ
SOCIO EN P&H, PAYAN
Administrativa y Contable
roberto.payan@payanph.com